Vieja misión

PRENSA LA RECUA

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Contacto: TRUDI ANGELL, LaRecua.com, 707-888-2065

¡Una docena de burros y un sueño!
La Recua gana premio en los IndieFEST Film Awards.

Calistoga, CA 7 de agosto de 2021 – Trudi Angell, de Bell-Mare Productions ha ganado un prestigioso premio al mérito de los IndieFEST Film Awards. El reconocimiento fue otorgado por el magnífico documental vérité de Angell, La Recua (Rék • wah) – The Mule Pack Train, que conserva una faceta única de la historia de la antigua California. La película presenta contenido histórico excepcional relacionado con los primeros comerciantes de Californio, carga y viajes por senderos con equinos. (en español con subtítulos en inglés)

Filmado en las remotas y escarpadas montañas desérticas de Baja California Sur, México, el equipo de cámara y los protagonistas montaron en mulas durante 20 días por senderos antiguos, capturando secciones nunca antes vistas del histórico Camino Real. Este documental lo transportará al pasado 150 años con su espectacular escenario y visitas a pueblos históricos mexicanos con sus entrañables personajes. Tres generaciones de jinetes son liderados por un viejo y carismático vaquero, Darío Higuera, quien está preocupado por sus nietos y su estilo de vida campestre en vías de desaparición. Su propio nieto y una vaquera de 10 años de edad, conocedora de los senderos, añaden brillo a la historia mientras arman una docena de burros cargados con dulces de caña de azúcar, 40 libras de dátiles, 80 libras de queso de cabra añejo y 10 galones de vino artesanal por 200 millas en senderos de misiones que se desvanecen, viajando desde un pequeño pueblo oasis en el corazón de Baja California hasta la ciudad capital de La Paz … ¡solo por el bien de la historia!

“¡La Recua es magnífica! … logra contar una historia completa de un hombre, su sociedad y cultura a través del viaje de la Recua”
~ Paul Ganster PhD
Instituto de Estudios Regionales de las Californias – SDSU

Dario Higuera, protagonista / director; Trudi Angell, productora / directora; y todo el equipo de producción de La Paz, Baja California Sur están muy contentos de haber recibido un Premio al Mérito por la película. El documental ha cumplido un sueño para cada uno de ellos; para preservar sus raíces y contar una historia que honre la historia de sus propios antepasados.

Los Premios de Cine IndieFEST reconocen a los profesionales del cine, la televisión, la videografía y los nuevos medios que demuestran logros excepcionales en el oficio y la creatividad, y a aquellos que producen entretenimiento destacado o contribuyen a un cambio social profundo. Los trabajos son evaluados por profesionales altamente calificados en la industria del cine y la televisión. Puede encontrar información sobre el IndieFEST y una lista de los ganadores recientes en www.theindiefest.com.

Al ganar un premio de cine IndieFEST, el primer largometraje documental de Bell-Mare Productions se une a las filas de otros ganadores de alto perfil de este premio respetado internacionalmente. Rick Prickett, quien preside los premios de cine IndieFEST, dijo lo siguiente sobre los últimos ganadores: “El IndieFEST no es un premio fácil de ganar. Se reciben inscripciones de todo el mundo, desde empresas poderosas hasta nuevos talentos notables. El IndieFEST ayuda a establecer el estándar de artesanía y creatividad. Los jueces quedaron satisfechos con la excepcional calidad de las entradas. El objetivo de los IndieFEST Film Awards es ayudar a los ganadores a lograr el reconocimiento que merecen “.

Para obtener más información o para reservar una proyección del documental, llame a Trudi Angell 707 888-2065. Visite LaRecua.com/press, como nosotros en FB, vea @larecuamovie

Crítica de La Recua
Por: Ernesto Diezmartínez
Traducción: Olivia Angell

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Los Cabos 2021: La Recua

La Recua (México-Estados Unidos, 2021) es la ópera prima documental de la operadora turística estadounidense de 65 años, Trudi Angell, que vive en Loreto desde hace tres décadas, y del marroquinero de 70 primaveras Darío Higuera Meza, que tiene un modesto ranchito en la Sierra de San Francisco, en el norte de Baja California Sur. Un día, el bueno de Darío, el de la sonrisa fácil y el bigote en cascada, entre píldoras y penas, tuvo una idea que sólo se le ocurriría a una mente pausada. Bendita ociosidad.

Decidido, llamó a su amiga Trudi y habló con ella: ¿por qué no revivir el mundo de los arrieros, ese universo, desaparecido hace más de un siglo, cuando no había automóviles y toda Baja California estaba conectada a través de los estrechos caminos sólo transitados por bestias de carga? Darío sabía muy bien de lo que hablaba, aunque su conocimiento no era más que un recuerdo de la infancia, pues su abuelo era un auténtico arriero y le contaba cómo se empacaban los burros, con qué comerciaban, qué caminos tomar, cuándo y dónde descansar…

Y así, partiendo de la idea original de Darío, Trudi, que nunca antes había participado en el rodaje de una película y que, según ha confesado en alguna entrevista, no sabía que no sólo tenía que buscar un cámara sino también un sonidista, se dio a la tarea de formar un equipo de producción que un buen día, el 27 de marzo de 2018, acompañó a Darío y su familia, desde la Sierra de San Francisco hasta La Paz, un viaje de 350 km en el lapso de 20 días. En efecto, tenemos ante nosotros una exultante crónica arriera, filmada a cielo abierto y bajo las estrellas, entre senderos pedregosos y serpientes de cascabel, atravesando desiertos y cenando carne seca alrededor de una hoguera, un viaje histórico en el que 5 arrieros, encima de sus animales de monta elegidos, llevaron sobre 10 burros de carga 40 kilos de dátiles, 40 kilos de queso, 40 kilos de dulce de caña y 50 litros de vino de Comondú, sólo para cubrir los gastos.

La Recua se presenta como un documental inusual por dos motivos. En primer lugar, por el rescate antropológico de una actividad desaparecida hace más de un siglo: la fabricación de todos los pertrechos de cuero que realizaba el propio don Darío, la selección de los productos de mochila propios -los dátiles del desierto, el queso curado, el dulce tradicional conocido en estas regiones por el sugerente nombre de panocha, el vino de Comondú que se prensa tradicionalmente-, el uso exclusivo de burros y mulas para empacar las mercancías y, por supuesto, la propia ruta, el antiguo Camino Real, esos senderos polvorientos y pedregosos que un día recorrieron indígenas y jesuitas y por los que, de vez en cuando, aparecerá un pozo de agua aquí o un arroyo allá, para calmar la sed de humanos y nobles bestias. Y algo más: ese dialecto ranchero completamente genuino que entonan todos los participantes, esa canción que se canta alrededor de la hoguera (“La de la Mochila Azul” nada menos), ese enigma que se libera para captar nuestra atención (“¿Qué es lo que hay en todo?”), esa carne apolillada y quemada en el fuego que debe ser maravillosa después de un viaje extenuante.

La segunda instancia, la que no aparece en la pantalla, pero está presente fuera de ella, es casi tan fascinante como el documental que estamos viendo. Aquí tenemos, además, una inesperada gran obra de cine documental dirigida por dos cineastas debutantes en sus años dorados -ella de 65 años y él de 70- que no han hecho una sola película antes de ésta, pero que se han dejado cubrir por un equipo de tres fotógrafos, dos expertos en sonido y dos montadores, para dar testimonio de una verdad que, aunque bastante evidente, se olvida una y otra vez. No sólo es necesaria una buena idea -la de don Darío-, no sólo es necesaria la buena voluntad -la de Trudi Angell-, y no sólo es el talento técnico de quienes están detrás de las cámaras los únicos factores. Es la confluencia de todo lo anterior lo que produce una buena película y lo que todos los implicados lograron con este encantador documental es pura magia.

Más allá del probable récord Guiness que pueda alcanzar La Recua (¿hay algún otro largometraje documental dirigido por dos debutantes de la época dorada?), el valor de esta notable película es, por un lado, el rescate amoroso e idealizado de una actividad de mendicidad y, por otro, el misterioso testimonio que encarna la realización de la propia película. Ahí, donde menos lo esperas, está la liebre del buen cine. “Que lindeza!” Don Darío diría: “¡Qué belleza!”

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